Tuesday, October 2, 2007

Palabras enviadas por Francisco García

A continuación las palabras enviadas por Francisco García desde La Habana con motivo de la presentación del libro en la libreria Lectorium, NY

LEVE HISTORIA
Es cierto que la idea de este libro surgió a partir de una discusión sobre cómo debía escribirse un cuento de tema histórico. Es muy difícil ser amigo de Enrique del Risco y escapar a las discusiones. Al menos aquella no fue una bronca estéril, gracias a ella estamos aquí, bueno, ustedes y mis palabras. (Mis numerosos compromisos acá, las trampas burocráticas de la SINA y de sus colegas, las autoridades cubanas, me lo impedirían.) Claro, las controversias entre nosotros no siempre iban de temas tan imprecisos como el citado. Todavía me asombra que tuviera algo que decir sobre qué es o no mejor a la hora de escribir lo que fuera. Por esos años discutíamos de deporte, de música, de cine y por supuesto casi siempre de política… Era hasta más espiritual, creo. Y entre discusión y discusión fue que nos hicimos grandes amigos. Amigos de verdad, de los que no miran a la jevita del socio…
En el año 1995 Del Risco salió de Cuba vía Alemania, con destino a España, por razones muy parecidas a las mías en la actualidad: numerosos compromisos internacionales reclamaban su presencia lejos de la Patria por tiempo indefinido. No fui al aeropuerto a despedirlo, no tuve huevos. Además, ¿cómo iba a regresar después a Caimito del Guayabal, lugar donde vivía, con el transporte herido de muerte? Nuestro matrimonio artístico, o dúo ocasional, se desintegraba, para bien de la cultura cubana. Pero lo importante eran dos cosas: Enrique y Eida, su esposa, pasaban, de acuerdo al lenguaje fúnebre que define los casos en nuestro país, “a mejor vida” y en la maleta iba el original de Leve historia de Cuba.
De 1995 a 2006 el manuscrito de Leve historia... pasó por numerosas editoriales, en unas no interesaba, a pesar de las frases de aliento por nuestras grandes dotes de escritores, “sigan adelante muchachos, en otro momento, ustedes tienen para eso…” Más o menos. En otras no comprendían de qué género se trataba, ¿novela?, ¿cuento?, y eso, se sabe, suele ser fatal a la hora de hacer negocios. Para no hablar de las que lo aceptaban para luego quebrar el próximo mes. Imagino la “grave histeria” que provocaba el asunto en Del Risco. Y yo, acá, recibía una carta de negación tras otra.
Por fin, en algún momento de 2004, aparecen David Landau y Pureplay Press. No obstante seguí sospechando que Leve historia… jamás vería la luz. Tuve tres años para pensarlo. Al parecer eso que decía Eliseo Diego de que las editoriales cubanas eran las más lentas del occidente cristiano, en términos geográficos no era exactamente así… Hasta que una mañana al cabo de tres años, suena el teléfono y escucho la voz de Del Risco: aún no lo había visto, pero el libro viajaba de costa a costa. Me alegré… mucho…, sobre todo por él. Doce años de pelea pueden llegar a desmoralizar a cualquiera, yo me hubiera rendido al tercer año, pero hablo de Enrique del Risco, al que no por gusto Eida y yo llamábamos el pionerito…
Ahora solo quedaba esperar… Confieso que cuando vi la portada en Internet no me gustó mucho, ¿qué era aquel mango tocando trompeta y la rubita de la lira?, ¿aquellos globos en los que iba el título para dar idea de falta de peso? No sabía a quién culpar si a Armando Tejuca, autor del cuadro, o a Pureplay… La portada solo me remitía a una de las empresas cubanas más rentables de todos los tiempos: Frutas Selectas y Cultivos Varios.
Solo quedaba esperar… Y una noche vuelve a sonar el teléfono. En esta ocasión era Armando Tejuca. En breve él y Del Risco estarían en Radio Martí para hablar del libro. La noticia me alegró y tras muchos esfuerzos pude sintonizar dicha emisora. El caso de Radio Martí merece que nos detengamos un instante. Conocida en Cuba como Radio Pepe o Radio Casualidad (por eso de que “estaba escuchando el radio y cambié de estación y oí, de casualidad, en Radio Martí que el Duque Hernández ganó ayer.”), tiene el don el ocasionarle al sistema una especie de urticaria tan intensa que la gente está convencida de que la estación es monitoreada y, pobre del cubano que se le ocurra hablar por ella o que solo mencionen su nombre…
Y esa noche mi nombre fue pronunciado por los locutores de Radio Martí, y yo, que de casualidad la estaba escuchando, tuve conciencia entonces de que Leve historia… existía. Pasada la euforia tuve un ataque de pánico. Mi mente deliraba sutiles escenas de represión… Es difícil vivir y dormir así. En la mañana salí a la calle y me paré en la primera esquina, respiré profundo, abrí un poco las piernas y cerré los ojos esperando a que ellos vinieran: los de civil y lentes tipo el agente Smith. En vano me repetía el verso de Reinaldo Arenas que dice: No van a lograr que me considere importante. El miedo era de los buenos y no se iba, hasta que el sol empezó a molestarme. El luchador social que había escrito un libro definitivo y demoledor contra el régimen imperante abrió los ojos y nada… Ni Smith, ni los negrones de guayabera… Solo un vendedor de pesos convertibles y dólares ofreciendo su mercancía. Regresé a casa, mejor desayunar que coger sol citando a Reinaldo Arenas.
Al final Leve historia… llegó a mis manos tras una riesgosa operación de infiltración que haría palidecer de envidia de cualquier agencia de inteligencia y, todas mis impresiones cambiaron. Una cosa es la Internet y otra el objeto en sí. Hasta el momento es el libro más hermoso que he tenido y el mango bien vestido con su musa de portada es el mejor de todos los cuadros que Tejuca ha pintado. Pero la verdadera sorpresa sería volver a leer el libro de un tirón. Me asombra que escribiéramos un libro así siendo tan jóvenes. Del Risco asegura que su vigencia se debe en gran medida al larguísimo desvelo del Paciente en Jefe. Yo pienso que Leve historia… todavía no acaba. Cuando el futuro sea pasado o presente, el libro seguirá creciendo más allá del “Epílogo” y la cronología final seguirá engordando con nuevos hechos. Mientras, cuando camino por la calle miro a todas partes buscando a Smith, o los negrones en guayabera, y nada. Nadie se ha enterado de que he escrito un libro demoledor y definitivo junto a un traidorzuelo neoanexionista. Debe ser que la literatura en los tiempos que corren está condenada de antemano, o como dice Reinaldo Arenas, esto es un asunto que no tiene importancia.
Muchas gracias y adquieran el producto.
Francisco García González. Bauta, 22 de septiembre de 2007. Año 49 de la Revolución.





Tuesday, July 10, 2007

Sobre el libro


El sello editorial Pureplay Press acaba de sacar al mercado el último libro de los narradores Enrique del Risco y Francisco García, con el título Leve historia de Cuba, un relato "irreverente", "una reinvención de todo el imaginario popular cubano".
El volumen, de 288 páginas, presenta "los momentos más notables (o más insólitos) del devenir en la Isla, no cómo ocurrieron sino cómo pudieron haber ocurrido".
"La intensidad intelectual de Enrique del Risco y la sabiduría melancólica de Francisco García les avalan para mirar la historia con humor. Ellos nos hablan de lo que saben. Y sonríen sobre lo que hablan", refiere el ensayista Emilio Ichikawa en uno de los comentarios al volumen.
En tanto, el poeta y también humorista Ramón Fernández Larrea, expresa: "Desde niño esperé siempre un libro así, que recogiera la historia de Cuba de una manera menos aburrida. Hoy encuentro el libro que esperaba. Una visión que sabotea la imagen que tenemos los cubanos de nosotros mismos, escrito mediante el sencillo método de imaginar, con gracia y vitriolo, la parte que nunca nos contaron de la Historia".
Por su parte, Antonio José Ponte califica el libro como "un conjunto de excelentes narraciones donde el humor brinda claves para la historia de un país, donde un país lanza su SOS".
Enrique del Risco, quien reside en Nueva Jersey, ha publicado los libros de cuentos Pérdida y recuperación de la inocencia y Lágrimas de cocodrilo, y la colección de artículos El Comandante ya tiene quien le escriba. Obras suyas han sido traducidas al inglés, el alemán y el polaco, y han aparecido en revistas y antologías de una docena de países.
Radicado en La Habana, García es autor de Juegos permitidos, Color local, Qué quieren las mujeres e Historia sexual de la República entre otros volúmenes de cuentos. Además, se ha desempeñado como editor de la Editorial Unicornio y la revista Habáname, y ha obtenido varios premios como narrador y guionista de cine.


«La isla puerto, la del contrabando y la finta existencial, es pródiga en el engendro de peloteros, músicos y políticos, tres índoles de la extroversión. Y lo es también produciendo cómicos, y aún más, chistosos. Pero humoristas da pocos. La intensidad intelectual de Enrique Del Risco, y la sabiduría melancólica de Francisco García, les avalan para mirar la historia con humor. Ellos nos hablan de lo que saben. Y sonríen sobre lo que hablan». --Emilio Ichikawa, ensayista


«Desde niño esperé siempre un libro así, que recogiera la historia de Cuba de una manera menos aburrida. Hoy encuentro el libro que esperaba. Una visión que sabotea la imagen que tenemos los cubanos de nosotros mismos, escrito mediante el sencillo método de imaginar, con gracia y vitriolo, la parte que nunca nos contaron la Historia. Soy ahora un niño feliz y agradecido, y la historia de mi país está mejor». --Ramón Fernández-Larrea, poeta
“Si todo el mundo fuese Cuba, Caída y decadencia de casi todo el mundo... Si el universo se redujese a isla, Historia universal de la infamia... Un conjunto de excelentes narraciones donde el humor brinda claves para la historia de un país. Donde un país lanza su S.O.S.” Antonio José Ponte, escritor
“Leve Historia de Cuba es el tratado definitivo que explica a propios y ajenos por qué la susodicha isla no se ha hundido en el mar, como dice el himno. Con un método científico único (...) sus autores prueban en cada capítulo que si esto no ha sucedido, ello se debe a la existencia de una misteriosa fuerza más que hace más leve el peso constante de la isla, y que en términos vulgares se conoce como buen humor.” Emilio García Montiel, poeta
“Tal vez nuestras futuras lecciones de historia tengan menos que ver con el voluntarismo trágico que con ese riquísimo espectro sentimental que va de la sonrisa a la carcajada. Si es cierto aquello de que el país más sabio es el que aprende a reírse de sí mismo, esta Historia leve bien puede ocupar el lugar de nuestros definitivos anales.” Ernesto Hernández Busto, ensayista
"Los relatos del libro tienen algo de coña y eso no me asombra mucho. Lo que me asombra es el poder de persuasión de esta coña. No digo que éstas sean versiones fiables de los hechos, aunque tampoco lo niego. Digo que son verosímiles además de divertidas. Hay bastante y muy buena historiografía cubana en las últimas décadas. He escuchado que también ha habido esfuerzos notables en dirección de la historiología y la filosofía de la historia. El libro de Enrique del Risco y Francisco García me reafirma en la opinión de que la historia, además de documentarla, hay que narrarla, hay que contarla, hay que imaginarla en vivo si se la quiere entender en su dimensión concreta, en su dimensión humana. Lo que pasó, le pasó a alguien, y es imposible entender lo que pasó sin ensayar la perspectiva de ese alguien. "Ensayo de perspectivas" sería un buen subtítulo para este libro imaginativo y piadoso (no sólo por lo leve), riguroso y ameno, a menudo hilarante." Jorge Salcedo, poeta
"No sé si Enrisco y García harán historia, pero es evidente que la fabrican con mañas de orfebres. Díscolos orfebres, y valga el oximoron." Jorge Ferrer, escritor

Portada del libro por el artista Armando Tejuca

Para comprar el libro